¿QUÉ ES LA EDUCACIÓN?
¿Qué es la educación? Creo que nunca me había hecho esta pregunta, y creo que jamás había tenido tanto interés sobre el proceso de la educación de las personas, su importancia, y las consecuencias que conllevan, que ahora, después de haber leído parte de la obra de Savater, F, “El valor de educar”. La verdad es que esta lectura, además de despertar en mí este interés por el proceso educativo y proporcionarme suficientes argumentos como para defender el mismo punto de vista que el autor defiende en su libro, me abre los ojos ante una paradoja que, personalmente, me resulta bastante inquietante. Me refiero al hecho real que yo jamás me había planteado, pero que, en cuanto lo he leído enseguida he sabido reconocerlo, de que hay mucha gente que, a pesar de haber recibido una mala educación, o una educación marcada por ciertos valores, ha sabido adquirir unos buenos conocimientos y valores, no incluidos en esa educación que han recibido, y han pensado no educar a sus hijos igual de mal que les educaron a ellos. ¿Por qué? ¿A caso a ellos les ha ido mal con la “mala educación” que recibieron? Savater dice que “toda educación, por mala que sea, contiene los suficientes aspectos positivos como para despertar en quien la ha recibido el deseo de hacerlo mejor con aquellos de los que luego será responsable”. Sinceramente, esta afirmación no me deja tranquilo. Porque no todos los que reciben una mala educación se preocupan de que las personas de las cuales será responsable reciban una buena educación, y lo mismo pasa con los que reciben una buena educación. Por otro lado, ¿por qué personas que reciben la misma educación en un mismo centro escolar acaban siendo totalmente diferentes en cuanto a nivel educativo? ¿Nos está diciendo esto que el entorno de la persona a educar, o niño, influye mucho más en su educación que el propio “centro educativo”? Estas reflexiones hacen que me cuestione mucho la eficacia de la educación como profesión, me evocan una nube de humo muy volátil cuando pienso en la “educación profesional”.Me preocupa, me preocupa mucho tener tantas dudas respecto a la educación teniendo en cuenta que mi cometido en la sociedad va a ser impartir a los niños “educación” física. Entiendo la premisa que Savater pone a los educadores, el optimismo como medio fundamental para desarrollar la educación, la entiendo y la comparto porque educar es inculcar hábitos en una persona, que la hagan progresar y desarrollarse, ciertos hábitos tan fuertes y consistentes pero a la vez tan maleables que a pesar del paso del tiempo y de las situaciones tan diferentes en las que se podrá encontrar esa persona, le podrán ser útiles y le servirán de camino para saber cómo actuar. Y para conseguir esto en un niño, es obvio que no se puede realizar si no se sabe cómo, y por lo tanto, si no se está seguro de que se puede realizar.
Tras esta reflexión que acabo de hacer, que he ido escribiendo según la iba pensando, y que me sirve de contestación a mi mismo a la pregunta que me hacía al principio de estas líneas sobre “¿Qué es educar? Me quedo mucho más tranquilo y soy mucho más optimista que hace apenas 20 minutos. Soy más optimista porque, yo, como futuro profesional de la educación física, me veo capacitado para educar a través del movimiento, porque yo lo he vivido y sé que eso es posible. Es más, ahora mismo estoy esbozando una ligera sonrisa pensando en todo lo positivo, educativamente hablando, que me ha aportado la educación física y el deporte. Y estoy deseoso de poder transmitir estos valores educativos, estos, como he descrito antes, hábitos tan fuertes y consistentes pero a la vez maleables, esta “buena educación”, que me ha aportado la educación física a lo largo de mi vida.
Es necesario cuestionarse los problemas y darles mil vueltas, como ha sido en este caso la eficacia de la educación, para descubrir una solución o una respuesta. No creo que mi respuesta a la pregunta ¿Qué es la educación? Satisfaga a todos, tampoco lo pretendo. Yo me contento con que la reflexión para llegar a esta respuesta haya conseguido que ahora mismo esté más seguro que nunca de que mi posición en la sociedad, en un futuro, va a ser la de educador, y, sinceramente, me parece un muy bonito futuro.
